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El impresionante regreso del Manhattanhenge: Nueva York se viste de luz y sombra

Después de una larga espera, Nueva York volvió a ser testigo de uno de los fenómenos más espectaculares: el «Manhattanhenge». Este evento único ocurre solamente dos veces al año en la famosa ciudad de calles perfectamente cuadriculadas y rascacielos imponentes.

En este fenómeno, el momento en el que el sol se pone en línea con los edificios, proyecta un cálido resplandor sobre la jungla de cemento, creando una imagen sorprendente que atrae a miles de turistas y neoyorquinos que buscan capturar la instantánea perfecta.

La primera noche del Manhattanhenge tuvo lugar el lunes, con solo la mitad del atardecer visible entre los rascacielos. Sin embargo, el martes, el sol se mostró en su totalidad, alineándose perfectamente con los edificios al caer la tarde.

Este espectáculo atrae tanto a turistas como a residentes de Nueva York por igual, quienes disfrutan del impresionante juego de luces y sombras en medio de la ciudad que nunca duerme.

Pero, ¿qué es exactamente el Manhattanhenge? Se trata del momento en el que la puesta de sol se alinea de manera perfecta con los rascacielos de Manhattan, los cuales están construidos siguiendo el trazado cuadriculado de las calles de la ciudad. Este fenómeno también se puede apreciar de manera similar en otras ciudades con gran cantidad de rascacielos y calles largas y rectas, como Chicago, Montreal y Toronto. Sin embargo, el de Nueva York es conocido por ser el más popular, con dos noches cada año en mayo y julio, aproximadamente tres semanas antes y después del solsticio de verano.

El resplandor del sol entre la jungla de vidrio y cemento crea una escena impresionante y cautivadora para aquellos que tienen la suerte de presenciarlo.

El término «Manhattanhenge» fue acuñado por el astrofísico Neil deGrasse Tyson en 1997, quien se inspiró en el parecido de este fenómeno con Stonehenge, el famoso monumento prehistórico en Inglaterra donde el sol se alinea con círculos concéntricos de piedras verticales en los solsticios.

«Cuando era niño, visité Stonehenge en la campiña de Salisbury e investigué sobre otros monumentos de piedra en las Islas Británicas. Me impactó profundamente el poder emocional que las alineaciones terrestres con el sol pueden tener en una cultura o civilización», explicó deGrasse Tyson.

Los espectadores que se encuentren entre las calles 14 y 155 podrán deleitarse con este maravilloso espectáculo. Aunque la calle 42 es un punto de observación muy popular, cualquier calle que vaya de este a oeste ofrecerá una buena vista en general, siempre y cuando se dirijan lo más hacia el este posible.

El Manhattanhenge nos recuerda la belleza y la magia que se puede encontrar incluso en medio del bullicio de una gran metrópolis como Nueva York. Es un recordatorio de que la naturaleza y el ingenio humano pueden crear momentos de asombro y admiración, y nos invita a apreciar la sinfonía de luces y sombras que se despliega en esta ciudad icónica.

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