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El rápido crecimiento de ChatGPT y por qué muchos la consideran un peligro en proceso

Desde su lanzamiento a finales de noviembre de 2022, ChatGPT, el chatbot impulsado por inteligencia artificial (IA) para responder preguntas y generar texto bajo demanda, se ha convertido en la aplicación de Internet con el crecimiento más rápido en la historia. En tan solo dos meses, alcanzó la impresionante cifra de 100 millones de usuarios activos, superando el tiempo que le tomó a la popular aplicación TikTok (nueve meses) y a Instagram (dos años y medio) alcanzar ese hito, según datos de la empresa de monitoreo tecnológico Sensor Town.

Analistas de UBS, quienes reportaron este récord en febrero, afirmaron que en los 20 años de seguimiento a Internet, no habían presenciado un crecimiento tan veloz de una aplicación de consumo en línea. La masiva popularidad de ChatGPT, desarrollado por la empresa OpenAI con el respaldo financiero de Microsoft, ha generado todo tipo de discusiones y especulaciones sobre el impacto actual y futuro de la inteligencia artificial generativa en nuestra vida cotidiana.

La tecnología de inteligencia artificial generativa, que incluye a ChatGPT junto a otras conocidas como DALL-E, Bard y AlphaCode, ha demostrado la capacidad de producir textos e imágenes indistinguibles del trabajo humano. Estos sistemas han sido utilizados por miles de personas en diversos campos, desde estudiantes que los emplean para completar sus deberes, hasta políticos que los utilizan para redactar discursos, como el representante demócrata Jake Auchincloss en el Congreso de EE. UU., o incluso fotógrafos que crean imágenes de eventos ficticios y reciben premios por ellas, como el alemán Boris Eldagsen, ganador del primer lugar en el último Sony World Photography Award con una imagen creada por inteligencia artificial.

Incluso este mismo artículo podría haber sido escrito por una máquina y probablemente no te habrías dado cuenta. Este fenómeno ha desencadenado una revolución en el ámbito laboral, con empresas como IBM anunciando que dejarán de contratar personas para cubrir cerca de 8.000 puestos de trabajo que podrían ser realizados por IA. Según un informe del banco de inversión Goldman Sachs, se estima que la IA podría reemplazar hasta una cuarta parte de los empleos actuales, aunque también generará mayor productividad y nuevos trabajos.

A medida que la IA avanza, su capacidad para reemplazar trabajos humanos se vuelve cada vez mayor. Sin embargo, lo que estamos experimentando actualmente es solo la primera etapa en el desarrollo de la IA, según los expertos. La segunda etapa, que podría llegar pronto, será mucho más revolucionaria. Y la tercera y última etapa, que podría ocurrir poco después, será tan avanzada que transformará por completo el mundo, incluso a costa de la existencia humana.

Las tecnologías de IA se clasifican según su capacidad para imitar características humanas. La inteligencia artificial estrecha (ANI) es la categoría más básica, enfocada en una sola tarea dentro de un rango predefinido por sus creadores. Aunque puede igualar o superar la inteligencia humana en su área específica, se la conoce como «IA débil» porque carece de la capacidad de transferir su conocimiento a otras tareas o adaptarse a situaciones nuevas.

Por otro lado, la inteligencia artificial general (AGI) representa el siguiente nivel de desarrollo en la IA. Se refiere a sistemas que poseen la capacidad de igualar o superar la inteligencia humana en prácticamente cualquier tarea cognitiva. Este es el tipo de IA que los expertos consideran que podría tener un impacto revolucionario en la sociedad y en todas las áreas de la vida.

Actualmente, ChatGPT se encuentra en la categoría de inteligencia artificial estrecha, ya que está diseñado para responder preguntas y generar texto. Sin embargo, OpenAI está trabajando arduamente para avanzar hacia la inteligencia artificial general y lograr que ChatGPT sea más versátil y adaptable. A través de mejoras en el modelo y la incorporación de técnicas de aprendizaje más avanzadas, se espera que ChatGPT pueda abordar una gama más amplia de tareas y comprender mejor el contexto en el que se le solicita información.

El rápido crecimiento de ChatGPT y su popularidad masiva plantean tanto oportunidades como desafíos. Por un lado, la capacidad de generar texto de calidad y responder preguntas de manera rápida y precisa puede ser útil en numerosos ámbitos, desde la investigación académica hasta el soporte al cliente. También podría facilitar la democratización del conocimiento al proporcionar acceso a información de alta calidad a personas de todo el mundo.

Sin embargo, el uso generalizado de sistemas de IA generativa también plantea preocupaciones. Existe el riesgo de que se utilicen para difundir desinformación o generar contenido engañoso. Además, la dependencia excesiva de la IA para tareas como la redacción de discursos políticos o la producción de contenido periodístico plantea interrogantes éticas sobre la autenticidad y la transparencia.

En respuesta a estas preocupaciones, OpenAI ha implementado medidas para garantizar un uso responsable de ChatGPT. Han establecido políticas de uso que prohíben actividades dañinas, como la difusión de información falsa o la promoción de contenido ilegal. También están trabajando en la mejora de la transparencia del sistema, permitiendo a los usuarios comprender mejor cómo se generan las respuestas y qué grado de confianza se puede depositar en ellas.

El rápido crecimiento de ChatGPT y el avance de la inteligencia artificial generativa plantean interrogantes fascinantes sobre el futuro de la interacción humana, el trabajo y la sociedad en su conjunto. A medida que la tecnología continúa desarrollándose, es importante abordar los desafíos éticos y sociales que surgen y garantizar un uso responsable y beneficioso de la inteligencia artificial.

En conclusión, ChatGPT ha experimentado un crecimiento extraordinario desde su lanzamiento, y su popularidad refleja el creciente interés y la confianza en la inteligencia artificial generativa. Aunque aún estamos en las primeras etapas del desarrollo de la IA, es evidente que su impacto en nuestras vidas será cada vez más profundo. El desafío radica en aprovechar las ventajas de esta tecnología de manera ética y responsable, trabajando hacia una coexistencia armoniosa entre la inteligencia artificial y la inteligencia humana.

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