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​​​​​​​Día Mundial de Concientización sobre el Autismo: 02 de abril

Los trastornos del espectro autista (TEA) son un grupo de afecciones diversas. Se caracterizan por algún grado de dificultad en la interacción social y la comunicación. Otras características que presentan son patrones atípicos de actividad y comportamiento; por ejemplo, dificultad para pasar de una actividad a otra, gran atención a los detalles y reacciones poco habituales a las sensaciones.

Las capacidades y las necesidades de las personas con autismo varían y pueden evolucionar con el tiempo. Aunque algunas personas con autismo pueden vivir de manera independiente, hay otras con discapacidades graves que necesitan constante atención y apoyo durante toda su vida.

Las características del autismo pueden detectarse en la primera infancia, pero, a menudo, el autismo no se diagnostica hasta mucho más tarde.

Las personas con autismo presentan a menudo afecciones comórbidas, como epilepsia, depresión, ansiedad y trastorno de déficit de atención e hiperactividad, y comportamientos problemáticos, como dificultad para dormir y autolesiones. El nivel intelectual varía mucho de un caso a otro, y va desde un deterioro profundo hasta casos con aptitudes cognitivas altas.

Se calcula que, en todo el mundo, uno de cada 100 niños tiene autismo.

Las personas con TAE pueden presentar diversos síntomas. Entre los niños, algunos datos para estar alerta son:

  • No responder a su nombre (a los 12 meses de edad).
  • No señalar los objetos para demostrar su interés (a los 14 meses de edad).
  • No jugar juegos de simulación (a los 18 meses de edad).
  • Evitar el contacto visual y querer estar solos.
  • Presentar retrasos en las destrezas del habla y el lenguaje.
  • Repetir palabras o frases una y otra vez.
  • Dar respuestas no relacionadas con las preguntas que se les hace.
  • Tener intereses obsesivos.
  • Aletear las manos, mecerse o girar en círculos.

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