En el Estado de San Luis Potosí una familia se encontraba velando el cuerpo de una niña de tres años, cuando de pronto mostró señales de vida. Ante el suceso, los asistentes buscaron trasladar a la menor a un hospital para brindarle atención médica.
Según relata la madre Mary Jane Mendoza días antes, la pequeña de nombre Camila había presentado vómito, fiebre y diarrea, por lo que la llevo al Hospital Comunitario de Salinas, a 40 kilómetros de La Herradura, donde la familia habita y en el hospital le dieron 30 gotas de paracetamol a su hija y le indicaron que ya podían regresar a su hogar. Sin embargo, los padecimientos continuaron, por lo que la madre regresó a urgencias con Camila en menos de 12 horas.
Unas horas después un médico le dijo a Mary Jane Mendoza que su hija había muerto. La madre, quien dice pudo tocar el cuerpo, insistió al personal de salud en ese momento que la menor seguía viva pero éste hizo caso omiso y la sacó del lugar.
De regreso a su casa durante el velorio, la madre se percató que su hija no había perdido color y parecía que el vidrio del ataúd se empañaba, algo que interpretó como que la niña seguía respirando.
Mary Jane menciona que al inicio sus familiares no le creyeron pero pronto se dierón cuenta de que lo que decía era verdad. Finalmente, una enfermera que llegó al velorio constató que la menor seguía viva.
Fue entonces cuando decidierón llevar a la niña nuevamente al Hospital Comunitario de Salinas, donde los remitieron al Hospital Central de la capital del estado, lamentablemente, Camila falleció en el trayecto. De acuerdo con el segundo certificado de defunción, la pequeña murió por edema cerebral, falla metabólica y deshidratación.
El titular de la Fiscalía General de Justicia de la entidad, José Luis Ruiz Contreras, informó que se abrió una carpeta de investigación de oficio para conocer si existió negligencia en la atención médica a Camila.
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